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Por David Alonso

Hace unos días me llamó una persona para decirme que andaba buscando un caballo para unos niños y les comenté que teníamos varias opciones, al final de cuentas, quienes nos dedicamos a los caballos tenemos la venta de estos como parte del negocio. Sin embargo, también tenemos gran responsabilidad al ofrecer un caballo que cumpla los requisitos para un niño.

No es una novedad el decir que aquí en México muchas personas por vender un caballo le empeñan el alma al diablo, es decir, con tal de hacer una venta se aprovechan del desconocimiento de la mayoría de las personas y como dice el dicho «les doran la píldora», incluso he perdido más de una «amistad» por haber desacreditado una compra, por no cumplir con lo que a mi parecer debe reunir un caballo para niños.

El papá de los niños llegó muy emocionado y me dijo que ya había andado viendo algunas opciones y entre las que me mencionó estaba un caballo que parecía muy manso y me dijo «además baila», cuando me enseño el video del caballo bailando el animal reflejaba terror en su mirada. Entonces le digo al hombre, ¿está buscando un animal seguro para sus hijos o uno que cumpla algún deseo suyo por allí guardado? La mayoría de caballos bailadores en nuestro país se hacen a golpes por lo tanto es común ver caballos traumados que en cualquier momento pueden explotar al relacionar el método mediante el cual los enseñaron a bailar.

Cuando vi bajarse del vehículo a los niños (una niña de 7 y un varón de 5), de los tres caballos que le iba a mostrar, decidí sólo ofrecerles uno.

A mi parecer, el caballo ideal para niños debe de cumplir con los siguientes atributos:

  1. Debe ser un caballo de temperamento tranquilo, de esos que llamamos flojos, que tolere todas las expresiones emocionales de un niño, así como sus errores al conducirlo.
  2. Debe ser de un carácter equilibrado, generalmente los caballos tienden a ser inseguros o dominantes, los primeros se espantan de cualquier cosa y los segundos no les gusta que los presionen, por lo tanto, se amachan, como coloquialmente decimos cuando un caballo no quiere caminar, cuando no quiere salir de la querencia, cuando se levanta de manos, se va para atrás, etc, etc.
  3. Idealmente que sea un macho castrado para que no haya influencia hormonal
  4. Que sea maduro mentalmente, esto viene después de los 7 años, cuando en equivalencia humana el caballo tiene 35 años de edad. Aunque puede haber caballos más jóvenes muy serios.
  5. Que sea un caballo sano, pues es común que regalen para niños caballos lastimados. Eso no es justo ni para el caballo que sufre dolor, ni para el niño que se quiere divertir.
  6. Haber demostrado que es de confianza, para lo cual recomiendo someterlo a algunas pruebas de confiabilidad como: pasar por encima de lonas, pasar por encima de llantas, arrastrar un palo, colgarle costales por los lados, aguantar lazado de una pata y enredarlo de ambas, entre algunas má
  7. Aguantar al paso, trote y galope con una persona en ancas.
  8. No ser muy sensible del vientre, pues cuando una persona se asusta yendo en ancas lo primero que hace es apretar las piernas y esto puede provocar una reacción violenta en el caballo.

Entre las cosas comunes podemos escuchar es que un tío, abuelo o compadre regale un potrillo para su sobrino, nieto o ahijado y resulta que para que cuando ese animalito se pueda usar con seguridad, el niño ya se convirtió en adolescente. También al papá que busca un pony para su hijo, asociando lo pequeño del caballo con lo pequeño del niño y no hay más grande error, pues en estadísticas los ponys provocan más accidentes que caballos normales pues por su condición la mayoría de estos animalitos son humanizados y crecen sin límites lo que con el tiempo los vuelve peligrosos.

Como puede ver no es tan fácil encontrar un caballo para niños, por errores en la selección suceden frecuentemente accidentes fatales o traumas que no se olvidan en la vida de una persona.

Ponga atención a la hora de buscar un caballo que cumpla con estas características y sea objetivo, no se vaya por el color, por el fierro, por la raza o porque se lo regalaron, recuerde que ese animal llevará en su lomo lo que seguramente más aprecia, la integridad de su ser querido.

¡Hasta la próxima!